Enrique VIII
La monarquía es una forma de gobierno cuyo origen se remonta a hace miles de años. A pesar de su antigüedad, en la actualidad todavía quedan 27 países que la mantienen, entre ellos Reino Unido, Japón y Marruecos.
Cuando un país se basa en la monarquía, la soberanía recae en una sola persona cuyo cargo es vitalicio (de por vida) y generalmente hereditario. Sin embargo, no todas las monarquías ostentan el mismo poder sobre su pueblo. Sus limitaciones varían en función de si son monarquías absolutas, constitucionales, parlamentarias o híbridas.
Al principio, los monarcas afirmaban tener ascendencia divina (como es el caso del antiguo Egipto) o haber sido designados por voluntad divina (los reinos de la Europa medieval), por lo que pocos se atrevían a cuestionar que el destino de todo un país estuviera en manos de una sola persona, pero a partir del siglo XVII eso cambió. Su poder se fue reduciendo cada vez más a causa de las disposiciones constitucionales y las incursiones parlamentarias.
En los siglos XX y XXI, la monarquía pasa a ser más un símbolo de unidad nacional que de poder real, el cual en la mayoría de los casos ha sido trasladado a las asambleas constitucionales. Y es que todavía quedan países con monarquías absolutas, como es el caso de Brunei, Omán, Arabia Saudí y Swazilandia, donde los monarcas ejercen el poder sin restricciones.
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