Las ostras son la estrella de la temporada de vacaciones. A pesar de que se asocian con el lujo y el refinamiento, las ostras son ante todo mariscos. Pero no siempre están frescas. En este caso, es importante no comerlas, porque el riesgo de intoxicación puede ser grave. Veamos ¿cómo saber si las ostras están frescas?
Incluso antes de abrir la ostra, se puede hacer una pequeña prueba visual para ver si está fresca. Si la ostra está cerrada, pasa esta primera prueba con creces. Si la ostra está abierta, hay que golpearla suavemente. Si la ostra no se cierra, le recomendamos que se deshaga ella, porque significa que ya no está viva y puede ser perjudicial para la salud. Si usted piensas que no has golpeado suficientemente fuerte la ostra, se puede rascar su concha con un cuchillo. Una ostra viva se cerrará inmediatamente con la punta del cuchillo.
Contrariamente a la creencia popular, si la ostra es muy pesada, es una buena señal. Esto significa que la ostra está todavía llena de agua de mar.
Al abrir la ostra, es el sentido común el que os debe guiar para saber si está fresca. Si la ostra desprende mal olor, lo mejor es tirarla a la basura. Si la ostra tiene un olor natural, se puede poner en una bandeja para degustarla.
Por lo general, le aconsejamos degustar las ostras dentro de los cinco días siguientes a la compra. Si las compra a un productor local, este plazo puede ampliarse a ocho días.
Además, con el fin de no aumentar los riesgos de coger una enfermad por comer ostras, conviene limpiar la concha con una pequeña espátula y agua limpia antes de abrirla. Además, las ostras hay que abrirlas justo antes de servirlas. Si las ostras han estado abiertas más de cuatro horas, le recomendamos no comerlas.