Si podéis examinar al microscopio la masa de agua de los océanos, ríos, lagos, y estanques, se puede ver en la superficie una extraña variedad de organismos planctónicos. De estos seres vivos dependen directamente las otras formas de vida acuática. Desde la más simple hasta los pescados y mamíferos más evolucionados. Pero la importancia del plancton no se resume en esto, puesto que por razón de las relaciones ecológicas que unen las cadenas complejas de todos los seres existentes en la naturaleza, la influencia del plancton concierne a todas las formas de vida terrestre.
Llamamos plancton a los millones de organismos heterogéneos que viven en suspensión en las aguas que cubren la tierra. Estos millones de seres vivos que constituyen el plancton no se pueden mover por sí mismos, vagan a través del movimiento de las olas y de las corrientes. La mayoría de las especies son transparentes y presentan colores únicamente visibles al microscopio. Las especies superficiales son azuladas, y las otras rosadas. Algunas emiten luz pero la mayoría de las especies de plantas miden menos de un milímetro, otras, sin embargo, son más grandes.
El plancton se puede clasificar en dos grandes grupos, el fitoplancton o el plancton vegetal, constituido de plantas unicelulares microscópicas, cargadas de clorofila y teñidas de verde, y por otro lado está el zooplancton.
El plancton comprende plantas verdes y bacterias que se presentan como células aisladas formando colonias. El zooplancton o plantón animal está compuesto de organismos microscópicos o poco visibles al ojo.
Los animales que componen el zooplancton suben a la superficie por la noche, y se sumergen en las profundidades por el día. Esto parece estar determinado por diferentes factores como la luz, la temperatura, la salinidad del agua, la gravedad, etc. Cuando la luz es más intensa, los animales se esconden hasta una profundidad en la que los rayos luminosos no llegan, y cuando la luz disminuye, al comienzo de la noche, remontan para nutrirse de fitoplancton.