Independientemente de la hora escogida para practicar deporte, siempre es algo sano, y por consiguiente, bueno para el cuerpo y el espíritu. Lo que importa no es la hora, sino el hecho de ser constante. Sin embargo, el momento más apropiado depende siempre de la adaptación de nuestro organismo. Por esta razón algunas personas sienten un mayor bienestar haciendo ejercicio por la mañana, mientras que otras prefieren realizarlo por la tarde o la noche.
El inconveniente más importante de efectuar ejercicio por la tarde o la noche es que esto puede afectar al ritmo del sueño. Sin embargo, hacer ejercicio por la noche puede ayudar a dormir bien, porque la actividad permite distenderse tras una larga jornada de trabajo.
Por otra parte, hacer deporte aumenta la temperatura corporal, los músculos están activos y listos a realizar otras actividades.
En cuanto al hecho de realizar ejercicio durante el día, según un estudio realizado por la Universidad de Northumbria, publicada en el British Journal of Nutrition, las personas que hacen deporte en ayunas queman hasta un 20% más de grasa que los que hacen deporte después de haber desayunado o en otros momentos del día. Esto es debido al hecho de que los deportistas queman sus grasas de la reserva, mientras que los otros queman lo que han consumido en el desayuno o en la comida.
El ejercicio matinal agudiza la inteligencia activando el organismo inmediatamente, ofreciendo un sentimiento de energía que ayuda a realizar todas las actividades del día de forma más ligera.
El ejercicio físico por la noche también tiene sus ventajas. En este momento del día, los niveles hormonales, así como la temperatura del cuerpo alcanzan su nivel máximo, el estado del organismo es óptimo para hacer deporte. Según un estudio realizado por el Centro de Investigación Clínica de la Universidad de Chicago, esto se traduce por un aumento de la resistencia y de la masa muscular a lo largo de la práctica deportiva con relación a otros horarios. Además permite reducir el riesgo de lesiones.