La historia del lenguaje hace que se tome como un punto imprescindible el tener que hablar de las lenguas romance, las cuales son una ramificación amplia de lo que fuera el latín vulgar, una variedad propia justamente que se caracteriza por haber sido hablada por el pueblo en comparación al de origen culto. El latín vulgar sirvió con el paso del tiempo para ramificarse en múltiples nuevas lenguas que llegaron a mantener cierta conexión entre sí debido al hecho de contar con el mismo origen, viéndose el caso de la presencia de palabras similares.
Se puede observar una evolución paulatina de la forma en que el latín se diseminó y adaptó en las diferentes zonas geográficas alcanzadas por el Imperio Romano. Este fenómeno fue clave para que las lenguas romance fueran surgiendo, respaldadas por el uso cotidiano de estas variedades lingüísticas en la vida diaria del pueblo.
También conocidas como lenguas románicas, se pueden encontrar en toda Europa, así como en los países del resto de continentes que fueron colonizados por parte de las monarquías del viejo continente. Solo las lenguas autóctonas que se siguen utilizando en América, África, Asia y Oceanía se salvan de considerarse como de origen romance, lo que refleja la gran influencia de este grupo lingüístico. Ejemplos de esta expansión son el impacto del español en América Latina y el portugués en Brasil, Angola y Mozambique.
Entre algunas lenguas romance destacables se debe mencionar el español o castellano, una lengua romance del grupo ibérico, considerada como una de las lenguas más habladas del mundo, además de ser la lengua romance con mayor difusión a nivel global debido a la extensión colonial de España y la actual expansión migratoria del mundo hispanohablante.
Lenguas romance importantes
Otras lenguas romances de gran relevancia son el francés, el italiano y el portugués. Cada una de ellas ha jugado un papel primordial en la creación de influencias culturales y políticas que han modelado el curso de la historia. Cabe destacar, por ejemplo, el impacto cultural y diplomático del francés en la Edad Moderna y la predominancia del portugués no solo en Portugal, sino en Brasil.
El catalán, una lengua romance occidental que procede del latín vulgar, se habla en España, Francia, Italia y Andorra. Actualmente, más de 4 millones de personas hablan este idioma. El catalán es la segunda lengua más hablada en Cataluña, España, y la principal lengua de Andorra. Su importancia histórica en la región de la Corona de Aragón y su continua relevancia en la península ibérica subrayan la influencia de esta lengua en la tradición y la política.
Clasificación de las lenguas romances
Las lenguas romance se pueden clasificar en dos grandes grupos según su evolución histórica:
- Lenguas romance occidentales: Incluyen las lenguas que formaron su plural usando la -s, como el español, francés, portugués y gallego.
- Lenguas romance orientales: Estas lenguas formaron sus plurales mediante vocales, como el italiano, rumano y dálmata (ahora extinta).
El origen del término «romance»
El término «romance» para designar estas lenguas proviene del adjetivo latino romanicus, que significa «romano». En tiempos del Imperio Romano, el adjetivo se utilizaba para referirse a aquellos dialectos y formas del latín que no eran el latín clásico riguroso. Estas formas del latín vulgar son las que, durante varios siglos, evolucionaron en lo que hoy conocemos como lenguas romance. Así, el término ‘romance’ es un reflejo de su origen latino-romano.
Características comunes de las lenguas romances
Las lenguas romances comparten una serie de características comunes que las distinguen de otros grupos lingüísticos indoeuropeos:
- Alfabeto latino: Todas las lenguas romances utilizan el alfabeto latino, aunque con algunas variaciones que han aparecido a lo largo del tiempo.
- Gramática: La gramática de las lenguas romances está fuertemente influenciada por el latín vulgar, incluyendo el uso de artículos, que no existían en el latín clásico, y la tendencia a simplificar las conjugaciones verbales.
- Fusión de morfemas: Estas lenguas tienden a fusionar los morfemas, lo que da lugar a palabras compuestas más largas o con múltiples significados. Esta tendencia a la fusión morfológica contribuye a la flexibilidad del lenguaje.
Si observamos las lenguas romance actuales, veremos que la gran mayoría de ellas han desarrollado sus propios sistemas de escritura y pronunciación, aunque todas comparten la esencia del latín vulgar. El sistema de conjugación verbal y la diferenciación de tiempo y modo son aspectos fundamentales que unen a todas las lenguas romances.
Las lenguas romances en el contexto global
En la actualidad, más de 900 millones de personas hablan alguna de las lenguas romances como lengua materna, y se estima que alrededor de 200 millones más las utilizan como segunda lengua. Esto convierte a este grupo en una de las familias lingüísticas más influyentes y extendidas del mundo, siguiendo el rastro que dejaron las expansiones europeas y los flujos migratorios a través del tiempo.
El impacto de las lenguas romances en amplias zonas del mundo es evidente, no solo por el número de hablantes, sino también por la influencia cultural, económica y política que han tenido desde la época de la colonización hasta nuestros días. Lenguas como el español y el portugués no solo son columnas vertebrales de la comunicación en América Latina, sino que también tienen un impacto notable en África y partes de Asia.
Variedades de lenguas romances en peligro
A pesar de la grandeza de las lenguas romances, hay muchas variedades que están en peligro de extinción. Por ejemplo, lenguas como el occitano, el asturleonés y el friulano están siendo habladas por cada vez menos personas, y aunque existen esfuerzos para preservarlas, el aumento del uso de lenguas más dominantes como el español, el francés y el italiano ha reducido su número de hablantes.
Esto resalta la importancia de preservar el patrimonio lingüístico que representan las lenguas romances, tanto para mantener vivos los aspectos culturales que cada una de esas lenguas lleva consigo, como para asegurar su uso en las futuras generaciones.
Las lenguas romances, debido a su evolución y expansión, continúan siendo un aspecto fundamental en la cultura global. Si bien algunas están en riesgo, otras están más vivas que nunca, siendo habladas por millones de personas y adaptándose a los cambios sociales, culturales y tecnológicos del siglo XXI.