Los seres humanos somos unos animales mamíferos un tanto curiosos: a diferencia de la mayoría de especies, a penas tenemos vello corporal que nos proteja del frío. Viviendo donde vivimos, por motivos de supervivencia deberíamos de tener más del que tenemos, ya que de lo contrario no seríamos capaces de salir adelante… a no ser que hiciéramos algo para lograrlo.
Desde hace más de 230 mil años, los homínidos hemos tenido que usar la piel de otros animales para poder colonizar el mundo. Hoy en día, conseguir una es tan sencillo como ir a una tienda de ropa o de muebles. Pero, ¿cómo es el proceso industrial de curtido de pieles?
El curtido es el proceso por el cual se convierte la piel putrescible en cuero imputrescible. Antiguamente se hacía con tanino, que es un compuesto químico que evita la descomposición; sin embargo, a partir del siglo XX se suele hacer con cromo. Se realiza de la siguiente manera:
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Lo primero que se hace es curar las pieles con sal húmeda, salándolas y prensándolas en paquetes durante 6 horas o dos días con biocidas para prevenir la proliferación de bacterias.
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Al cabo de ese tiempo, se limpian con agua en una solución de cal para eliminar la sal, y se sumergen en recipientes con concentraciones muy altas de cromo durante un día, o incluso menos.
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Por último, lo que se hace es, dependiendo de la finalidad deseada, enrollarla, lubricarla, cortarla, y por supuesto, darle color.
Una vez listas, se pueden utilizar para hacer camisetas, jerseys, zapatos, y muebles tan fantásticos como los sofás de piel, los cuales son muy buenos de limpiar y, sobretodo, cómodos. Quedan muy bien en cualquier habitación del hogar, como por ejemplo en el salón, donde les aportarán un toque de elegancia.
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