Qué es la procastinación y por qué ocurre

Procastinar en el trabajo

Son muchas las personas que en esta sociedad rápida procastinan las cosas que tienen que hacer. A veces lo hacen a conciencia y otras, de manera inconsciente. La dilación del tiempo o la procastinación suele ocurrir mucho más a menudo de lo que te imaginas, y para muchos, es sinónimo de pereza o gandulería.

Cuando una persona procastina demasiado acaba sintiéndose improductiva, entonces llegan los sentimientos de tristeza e incluso de ansiedad. Cuanto más se demora algo que se debe hacer, los sentimientos no suelen ser nada buenos, pero entonces, ¿por qué las personas procastinan con tanta asiduidad cuando no les hace ningún bien? Pierden el tiempo, y cuando pierden demasiado, intentan no pensar en eso y siguen perdiendo aún más el tiempo.

No todo el mundo procastina, hay personas que tienen una visión clara de su vida y su trabajo, y siempre se dirigen hacia sus objetivos. Primero hacen una cosa y cuando la acaban pasan a otra, tan sencillo como eso… Pero para las personas que procastinan con normalidad, no es tan sencillo.

Procastinar y dejarlo para después

Qué es

La procastinación es realizar las tareas menos urgentes primero o hacer las cosas más placenteras en lugar de las menos placenteras (y probablemente las más importantes). De este modo se retrasan las tareas inminentes para más tarde.

Para que un comportamiento se clasifique como procastinación o dilación debe ser contraproducente, innecesario y demorarse demasiado en el tiempo. Se retrasa de manera voluntaria las acciones previstas a pesar de estar peor emocionalmente por no hacerlas cuando corresponden.

Un procrastinador trata cada responsabilidad como una amenaza a su «libertad». ¡Por lo tanto, la combaten! Tratando de hacer otra cosa que no sean sus responsabilidades… Esta espiral destructiva de posponer el trabajo es muy difícil de escapar.

Efectos de la procastinación

Las personas experimentan los efectos de perder tiempo y no cumplir con las fechas límite, es devastadora tanto a nivel empresarial como personal. La dilación o procastinación puede acabar en estrés, sentimiento de culpa y crisis, pérdida severa de la productividad personal, así como desaprobación social y empresarial por no cumplir con las responsabilidades o compromisos. Estos sentimientos pueden agravarse y pueden crear más dilación… volviendo a entrar en una peligrosa espiral descendente.

Si procastinas puedes perder el tiempo

Para muchas personas tener esta actitud ante la vida genera ansiedad y estrés. Puede ocurrir que las personas se intenten justificar reforzando de manera negativa el mismo comportamiento destructivo. Es normal que todas las personas pospongan un cierto grado de tiempo, pero cuando se convierte en una necesidad, entonces comienza un problema en la vida de la persona.

En ocasiones, las personas que presentan una dilación crónica es una señal de un trastorno psicológico subyacente. Sin embargo, también se puede considerar la dilación como una forma útil de identificar lo que es importante para nosotros personalmente, ya que es raro postergar cuando uno realmente valora la tarea en cuestión.

Sin embargo, el procrastinador debe aprender a aumentar el valor de ciertas prioridades, incluso si no disfrutan realmente haciéndolas, para poder seguir siendo productivos en todos los aspectos de sus vidas. La percepción pública (jefes, amigos, familiares, compañeros de trabajo…) de quienes procrastina es la creencia de que la aversión a las tareas se acompaña de pereza, poca fuerza de voluntad, irresponsabilidad y baja ambición.

Causas de la procastinación

Puede haber una conexión con problemas de ansiedad, baja autoestima y una mentalidad contraproducente. La procrastinación está fuertemente relacionada con la falta de confianza en sí mismo (por ejemplo, baja autoeficacia o desamparo aprendido) o no le gusta la tarea (por ejemplo, aburrimiento y apatía).

Cuando se posterga ocurre porque existe una ruptura con el autocontrol de las personas y son más impulsivas de lo que parece. Se sabe lo que se tiene que hacer pero no se es capaz de hacerlo… Es una brecha enorme entre la intención y la acción.

El procastinador deja las cosas para más adelante

Cómo es el procastinador

El procastinador tiene un alto nivel de comportamiento impulsivo y carece de autocontrol y disciplina. Se comprometen con alguna forma de control del ego y se niegan a la responsabilidad, haciendo justificaciones (excusas) para retrasar lo que deberían haber hecho.

Es fundamental comprender que estas justificaciones tienen un propósito muy importante: les permiten seguir postergando al minimizar los efectos percibidos de las acciones y les permiten seguir sintiéndose bien con respecto a quienes somos como personas. Intentan tener el control de sus vidas y de lo que tienen que hacer, aunque cuando no hacen lo que deberían les genera ansiedad y estrés. Es un intento desesperado de mantener el control de sus vidas, pero con consecuencias devastadoras tanto para su presente como para el futuro.

La confianza en uno mismo es fundamental para poder tener éxito en la vida y aquí es dónde encuentran la dificultad mayor las personas que procastinan. Es importante que las personas identifiquen qué les ocurre y sean conscientes que la gratificación inmediata a veces no es siempre la mejor solución.

La gratificación inmediata

Otra maldición de la sociedad moderna es la gratificación inmediata. Cambiando a la gente en bestias perezosas. ¿Por qué molestarse en escribir algunas páginas de un trabajo, cuando podemos probar este nuevo juego genial en Facebook? Elegimos automáticamente el camino fácil, tratando de experimentar un breve momento de alegría, en lugar de sufrir la presión de la responsabilidad inevitable.

El problema es que no ganamos absolutamente nada al dedicar el tiempo a estos placeres simples. Después de un tiempo, cuando nos damos cuenta de que estamos casi sin tiempo, nos ponemos a trabajar. Todo lo que podemos manejar es un trabajo apresurado y apenas bien hecho, y nunca estamos satisfechos con los resultados…

Se pierde dos veces, porque no hay beneficio de tener la mitad de un día dedicado a actividades sin sentido, y no hay posibilidad de que el trabajo realizado a toda prisa sea bueno. Por lo tanto, llega el enfado con nosotros mismos por no haber podido superar esta necesidad de posponer las cosas, y estamos insatisfechos porque al final del día todavía tenemos la mayor parte de nuestro trabajo por terminar.

¿Eres una persona que procastina o que prefiere alcanzar los objetivos primero y descansar después? Quizá debas aprender a dejar de procastinar.


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