Son muchas las personas que, en esta sociedad rápida, procrastinan las cosas que tienen que hacer. A veces lo hacen a conciencia y otras, de manera inconsciente. La dilación o procrastinación ocurre con mayor frecuencia de lo que se piensa, y para algunos, es sinónimo de pereza o falta de fuerza de voluntad. Cuando una persona procrastina demasiado, acaba sintiéndose improductiva, lo que arroja sentimientos de culpa, ansiedad y estrés. Cuanto más se posterga una tarea importante, peores se vuelven esas emociones negativas.
Entonces, ¿por qué las personas procrastinan incluso sabiendo que les perjudica? Pierden el tiempo y, al darse cuenta, en lugar de corregir el comportamiento, continúan posponiendo más responsabilidades. No todas las personas procrastinan. Algunas tienen una visión muy clara de lo que deben hacer y se mueven directa y eficientemente hacia sus objetivos. Sin embargo, para quienes procrastinan frecuentemente, esta claridad parece inalcanzable. Para ellos, la gestión de prioridades y la toma de acción resulta mucho más complicada.
Qué es la procrastinación
La procrastinación es el acto de retrasar actividades o tareas que son importantes y urgentes, sustituyéndolas por otras menos relevantes o más placenteras. Este comportamiento lleva a que las tareas esenciales se posterguen, a menudo hasta que es demasiado tarde o hasta estar bajo una presión extrema.
Para que un comportamiento se clasifique como procrastinación, debe ser contraproducente, innecesario y prolongarse más de lo justificado. Se retrasa la acción voluntariamente a pesar de que emocionalmente sabemos que nos hará sentir peor. Es una lucha interna entre la gratificación instantánea y el bienestar a largo plazo.
Efectos de la procrastinación
La procrastinación no solo afecta a las personas de manera personal, sino también en sus relaciones sociales y laborales. Entre los efectos, podemos mencionar el estrés crónico, la pérdida de productividad, la culpa y la desaprobación social o profesional. Además, cuanto más se dilata el tiempo en realizar las tareas importantes, más difícil es escapar de la espiral negativa en la que la persona se encuentra.
La procrastinación genera ansiedad y estrés, ya que la persona sabe que está posponiendo algo que eventualmente deberá hacer. En algunos casos, puede justificar su comportamiento con excusas que refuerzan de manera negativa su tendencia a procrastinar. Aunque es normal que todos pospongamos alguna cosa en su justa medida, cuando se convierte en un patrón regular, puede ser una señal de un problema subyacente, como la ansiedad o la baja autoestima.
En casos más graves, la procrastinación crónica puede ser un indicativo de una forma de trastorno psicológico, como la depresión o el trastorno por déficit de atención. Sin embargo, este comportamiento también puede servir como una señal de lo que realmente valoramos. Es raro procrastinar cuando valoramos profundamente una tarea.
Causas de la procrastinación
Las causas de la procrastinación son variadas y complejas. Puede estar relacionada con problemas emocionales, baja autoestima o una falta de confianza general. En muchos casos, la procrastinación se basa en la falta de autocontrol y una mayor impulsividad. Las personas que procrastinan saben lo que necesitan hacer, pero hay una gran brecha entre la intención y la acción. Las razones que explican esta brecha suelen ser diversas:
- Miedo al fracaso: Algunas personas procrastinan porque temen no hacer las cosas bien. Esto puede deberse a un perfeccionismo extremo.
- Ansiedad: Los procrastinadores a menudo sienten ansiedad por la tarea, lo que los lleva a evitarlas.
- Falta de motivación: Cuando una tarea no parece tener un valor claro o un beneficio inmediato, puede ser más probable que se posponga.
- Baja autoeficacia: Si las personas no creen que tienen la capacidad para realizar una tarea, es probable que la eviten.
Cómo es el procrastinador
El procrastinador suele tener un alto grado de impulsividad. Tienden a evitar la responsabilidad, utilizando excusas para explicar por qué no hicieron lo que debían hacer. Este comportamiento les permite seguir posponiendo su trabajo mientras minimizan los efectos negativos de sus acciones en su autoestima. Procrastinar les da la ilusión de tener el control sobre sus vidas, pero a largo plazo, esto resulta en consecuencias graves tanto a nivel personal como profesional. Aunque pueda parecer que están evitando el estrés al posponer las tareas, las consecuencias emocionales de procrastinar son devastadoras.
La gratificación inmediata
Una de las principales razones de la procrastinación es la búsqueda de gratificación inmediata. Hoy en día, la sociedad está más orientada hacia la satisfacción instantánea que nunca. ¿Por qué comenzar un proyecto tedioso cuando es mucho más placentero jugar en redes sociales o ver videos? Elegimos el camino fácil porque proporciona una alegría momentánea. Sin embargo, esa pequeña alegría desaparece cuando se acerca el plazo de entrega, y nos damos cuenta de que no tenemos el tiempo suficiente para hacer el trabajo bien. El resultado es doblemente negativo: no disfrutamos realmente de nuestro tiempo libre y tampoco logramos hacer un buen trabajo. Procrastinar nos deja insatisfechos y con la sensación de que nunca terminamos lo que nos proponemos. Al final, la falta de acción perpetúa un ciclo de culpa y bajo rendimiento.
Cómo vencer la procrastinación
Superar la procrastinación no es tarea fácil, pero con las estrategias adecuadas es posible reducir su impacto. Aquí algunos métodos eficaces:
- Subdividir tareas: En lugar de enfrentarse a una tarea abrumadora, divídela en pequeñas etapas. Esto reduce la ansiedad y aumenta la motivación.
- Fija plazos: Los seres humanos respondemos mejor a las fechas límite. Establecer plazos ayuda a empezar las tareas a tiempo.
- Entiende tus emociones: La procrastinación muchas veces está vinculada a la búsqueda de alivio emocional. Identifica esas emociones y aprende a lidiar con ellas.
- Desactiva distracciones: Apaga las redes sociales y las notificaciones del móvil. Limita las distracciones durante el tiempo dedicado al trabajo.
La procrastinación es un enemigo poderoso que puede arruinar nuestras metas si no actuamos a tiempo. Es importante entender por qué procrastinamos, aceptar que no somos perfectos y empezar a tomar medidas al respecto. Aunque puede ser un proceso difícil, controlar la procrastinación nos permite ser más productivos, reducir el estrés y mejorar nuestras vidas.