Dentro de la literatura en español destaca como uno de los más grandes escritores en lengua española Garcilaso de la Vega. Si bien no llegó a publicar ninguna obra a lo largo de su vida (1498-1536), sus poemas fueron reunidos y publicados tras su muerte en el siglo XVI. Esto nos ha permitido conocer de manera íntegra y detallada su importante legado literario, que revolucionó la poesía española al introducir las nuevas formas poéticas italianas de su tiempo.
Garcilaso de la Vega vivió en una época en la cual el humanismo renacentista se estaba imponiendo con fuerza en toda Europa como corriente cultural y artística. Este movimiento influyó profundamente en su obra, ya que Garcilaso no solo fue testigo de estos cambios, sino que integró los elementos más novedosos de la literatura clásica y el renacimiento italiano en el ámbito hispano. Su obra, aunque breve en extensión, es fundamental para entender la transición de la poesía medieval a la poesía renacentista en lengua castellana.
De entre su obra, uno de los textos más recordados e importantes es sin duda su Cántico de Salicio y Nemoroso, una égloga que refleja los tormentos amorosos del poeta, vinculados en parte a su amor por Isabel Freyre. Este amor, que Garcilaso no pudo consumar, fue una gran fuente de inspiración para sus poesías, especialmente para sus églogas.
Además de sus famosas églogas, también se encuentran entre sus textos un cancionero petrarquista que incluye 40 sonetos y 5 canciones, así como ensayos epistolares. Con estas obras, Garcilaso integró en la poesía castellana los modelos métricos italianos, como el soneto y la lira, que perduraron en la literatura española.
Una epístola dedicada a Boscán
Juan Boscán fue una figura clave en la vida de Garcilaso de la Vega. Ambos se conocieron en 1519 y rápidamente desarrollaron una profunda amistad. Esta relación fue fundamental para que Garcilaso adoptara las formas poéticas italianas que Boscán ya manejaba. En una de sus obras, Garcilaso dedica una epístola a su amigo, en la que le ofrece consejos para llevar una vida tranquila, alejada de los excesos y preocupaciones.
La epístola impresa por primera vez en Las obras de Boscán es un reflejo del gran aprecio que Garcilaso sentía por su amigo, a quien también le unía una visión del arte literario basada en los ideales de la renovación renacentista.
Las Elegías
Dentro de la poesía lírica, ese género que abarca tanto los sentimientos como la reflexión, se encuentra el subgénero de la elegía. Estas composiciones expresan el dolor por alguna pérdida o acontecimiento trágico. Garcilaso escribió dos elegías que son particularmente apreciadas por la crítica tanto por su contenido como por su estilo.
- ‘A la muerte de Don Bernardino de Toledo’: escrita en memoria del hijo del duque de Alba, quien falleció en una campaña militar. En este poema, Garcilaso reflexiona sobre la finitud de la vida, pero, a diferencia de otros textos similares, adopta un enfoque menos melancólico, sustituyendo las referencias religiosas tradicionales por un vitalismo pagano que recuerda las epopeyas clásicas.
- ‘Elegía II: dedicada a Boscán, esta elegía fue compuesta poco antes del fallecimiento del propio Garcilaso. En ella, se revela el estado emocional del poeta, marcado por la separación y el exilio. Garcilaso relata a su amigo cómo vive en Sicilia, junto a las tropas del emperador, y expresa su añoranza por la vida pasada y los momentos compartidos en amistad y tranquilidad.
Las Églogas
Garcilaso de la Vega es conocido principalmente por sus tres églogas pastoriles, un género en el que encuentra la forma para expresar de manera más abstracta sus propios sentimientos y reflexiones sobre el amor, la naturaleza y la vida.
- Égloga I: Este poema es uno de los más emotivos dentro del repertorio garcilasiano. Aparece claramente inspirado por Isabel Freyre bajo el nombre de ‘Elisa’. A través de la figura de Salicio, Garcilaso vierte su propio dolor por la muerte de Isabel. Es un poema en el que se idealiza la vida campestre y el amor no correspondido.
- Égloga II: Pese a que ocupa el segundo lugar en el orden de sus églogas, diversos estudiosos coinciden en que, cronológicamente, fue la primera en ser compuesta. Se narra el infortunio de Salicio y Nemoroso, representaciones literarias de Garcilaso y su dolor por el rechazo amoroso de Isabel Freyre.
- Égloga III: Esta égloga está dedicada a la mujer de su amigo Don Pedro de Toledo, y en ella se vuelve a ver reflejada la pérdida de Isabel. La naturaleza, las ninfas del río Tajo y la mitología clásica se entrelazan en una de las más melancólicas y bellas composiciones del autor.
Cinco canciones de Garcilaso de la Vega
Entre las canciones que Garcilaso escribió, destacan cinco particularmente por la profundidad de su lirismo y contenido emocional:
- ‘A flor de Gnido’: una oda de amor hacia Violante Sanseverino, a quien Garcilaso se refiere como la ‘flor de Gnido’.
- ‘Con un manso ruido’: poesía donde reflexiona sobre el paso del tiempo y la fugacidad de la belleza.
- ‘El aspereza de mis males quiero’: otra canción que aborda el tema recurrente del sufrimiento emocional que vivió el poeta.
- ‘La soledad siguiendo’ y ‘Si a la región desierta inhabitable’: canciones que refieren a la soledad en la que Garcilaso se ve inmerso debido a sus circunstancias personales y militares.
Los sonetos
Los sonetos de Garcilaso son otro de los grandes pilares de su obra, destacando tanto en número como en calidad. A lo largo de los aproximadamente 38 sonetos que se conservan, es posible ver una clara evolución de su estilo, desde las composiciones más tempranas y sencillas, hasta aquellas de mayor madurez y complejidad. En sus últimas composiciones, como el célebre ‘En tanto que de rosa’, Garcilaso hace una reflexión sobre el paso del tiempo y la pérdida de la juventud, temas que fueron clave en la estética renacentista y que lo conectan con el petrarquismo, pero también con obras clásicas como las Bucólicas de Virgilio.
En sus versos, además, la naturaleza y la vida pastoril tienen un lugar destacado. Los paisajes idealizados y la representación de los pastores y ninfas, siempre en contacto con los elementos naturales, reflejan la armonía del hombre con su entorno. Sin embargo, debajo de esta superficie bucólica, constantemente vuelve a aparecer la emoción personal del poeta, cargada de melancolía y nostalgia.
Garcilaso también se caracteriza por su uso de personificaciones y de temas alegóricos. En muchos de sus sonetos, el paso del tiempo y la fugacidad de la belleza aparecen de manera subyacente, representados a través de metáforas que conectan elementos naturales con estados emocionales. Esta capacidad de entrelazar lo sensorial con lo espiritual es uno de los elementos que ha hecho que su obra perdure a lo largo de los siglos como un modelo de la poesía renacentista.
A lo largo de los estudios literarios, varios críticos han reconocido que la producción lírica de Garcilaso puede clasificarse en tres etapas: una inicial, en la cual su obra está más fuertemente vinculada a la tradición castellana; una segunda, en la que la influencia italiana predomina, especialmente en relación con su amor por Isabel Freyre; y una tercera, clasicista y napolitana, en la que las referencias y temas de la mitología y la antigüedad clásica toman un lugar predominante.
En su época italiana, Garcilaso entró en contacto con la obra de autores como Jacopo Sannazaro, cuya Arcadia también influyó en el ideal pastoril que abunda en las églogas del poeta toledano. Además, su amistad con eruditos y literatos italianos como Bernardo Tasso y Luigi Tansillo le permitió adquirir una mayor profundidad en el uso de las nuevas formas poéticas.
El legado de Garcilaso sigue vivo, no solo por su valor en la historia de la poesía, sino también por la influencia que ejerció en generaciones posteriores de poetas españoles. Desde Luis de Góngora hasta Gustavo Adolfo Bécquer, muchos autores han rendido homenaje al poeta toledano, reconociéndolo como el ‘príncipe de los poetas castellanos’. Su auge en la lírica del Renacimiento ayudó a consolidar las nuevas formas poéticas en español y abrió el camino para que otros siguieran explorando la relación entre el sentimiento y la expresión lírica.