El mundo está cambiando a toda velocidad.Y este cambio también ha llegado a la forma de entender las relaciones económicas. Uno de los signos de estos nuevos tiempos es que cada vez son más los emprendedores que apuestan por poner en marcha proyectos con impacto social y medioambiental.
Ahora, el dinero de los inversores está involucrado en impulsar este nuevo paradigma que rompe el clásico binomio rentabilidad-riesgo y añade además una tercera variable al mismo nivel: el impacto social. Los proyectos de EthicHub apuntan hacia esta dirección.
¿Qué es la inversión de impacto?
La definición más aceptada de este concepto es la de una inversión realizada con la intención de generar impacto social y medioambiental, sin renunciar al objetivo de generar un rendimiento financiero.
Otra forma de explicarlo es una fórmula que se sitúa en un punto medio entre la filantropía, es decir, la ayuda desinteresada a los demás, y las inversiones tradicionales, las que se centran únicamente en la consecución de rentabilidades.
Conseguir una fórmula equilibrada para lograr ambos fines parece, de entrada, una misión imposible. Casi una quimera. Sin embargo, EthicHub lo ha conseguido.
La fórmula de EthicHub
El mecanismo que EthicHub ha ensayado con éxito es el de una fórmula que ya lleva bastantes años funcionado: el crowdlending. Básicamente la idea es que muchos pequeños inversores prestan pequeñas cantidades de dinero a cambio de un retorno financiero.
La gran aportación de esta startup española ha sido la de utilizar de forma muy inteligente los recursos que pone a su disposición la tecnología Blockchain, la cual posibilita la libre circulación del dinero.
De esta manera, al prescindir de los intermediarios financieros tradicionales (bancos y entidades financieras), los gastos de gestión se reducen considerablemente. Eso beneficia tanto a los inversores, que mantienen la rentabilidad de sus inversiones, como a los receptores de las mismas, que pueden así acceder a los créditos que les permiten mantener sus negocios y su modo de vida.
Proyectos de impacto de EthicHub
Buenos ejemplos de cómo este concepto teórico de invertir con impacto social puede llevarse a la práctica los encontramos en los proyectos de EthicHub, los cuales han demostrado que la idea funciona. Así lo demuestran las cifras: más de 3 millones de dólares gestionados y casi 600 proyectos llevados a buen puerto en los últimos cinco años.
Estos proyectos se desarrollan en diferentes países de América Latina, especialmente en regiones de larga tradición cafetalera. A continuación, repasamos algunos de los casos más exitosos:
Café Gourmet Sierra Azul (México)
Café Gourmet Sierra Azul es una organización de pequeños productores de café de la región de Sierra Chiapaneca, al sur de México. Más de 250 pequeños agricultores y sus familias trabajan en sus propias parcelas, las cuales forman parte de la Reserva de la Biosfera de El Triunfo, uno de los ecosistemas más ricos en biodiversidad del país.
El café que se produce en esta región cuenta con certificación orgánica. Además, los métodos de cultivo utilizados son respetuosos con la flora y la fauna de esta reserva. En este caso, además del impacto social de esta inversión habría que sumar también su impacto medioambiental.
Este proyecto ha conseguido recaudar más de 92.000 euros. Los inversores, que recibirán su retorno en octubre de este año, han conseguido una rentabilidad del 5,9%. Pero lo más interesante es que está permitiendo financiar los gastos de la cosecha y la comercialización del café orgánico de los productores, haciendo posible su exportación a pJapón, Estados Unidos, Canadá y a los países de la Unión Europea.
El resultado final es que la comunidad cafetalera se mantiene viva, lo que implica también que sus miembros puedan seguir con su negocio familiar y conservar su medio de vida.
Asociación de Mujeres Productoras de Café “La Labor” (Colombia)
Otro buen ejemplo de la eficacia del modelo de inversión de impacto social de EthicHub es el proyecto que ha involucrado a la Asociación de Mujeres productoras de café “La Labor”, en Colombia. Esta es una pequeña empresa familiar con más de 20 años de experiencia cuyo lema reza lo siguiente: “la agricultura no tiene género”.
El proyecto financiado a través de EthicHub se centra en ayudar a estas mujeres a cubrir todos los gastos y realizar los trámites necesarios para exportar su delicioso café al resto del mundo.
En este caso concreto han sido 27 los contribuyentes o inversores privados que han aportado el capital necesario para alcanzar la cifra objetivo de 92.000 euros. Todos ellos han conseguido una interesante rentabilidad del 8%, además de la satisfacción de saber que han contribuido de forma activa y directa a sostener la iniciativa de estas mujeres y sus familias.
La idea
La idea de EthicHub ha recibido muchos elogios y reconocimientos a nivel internacional, sobre todo porque no se queda en la teoría, sino que ha demostrado su eficacia real: una nueva manera de invertir que genera un impacto social, económico y medioambiental.