
Un documento de gran valor histórico ha sido descubierto en la Biblioteca Universitaria de Múnich. Se trata del primer mapamundi en el que América aparece con ese nombre, realizado por el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller (1470-1522), un personaje clave en la historia de la cartografía.
Este ejemplar del mapamundi de Waldseemüller, del que hasta la fecha de su hallazgo solo se conocían cuatro ejemplares, permaneció oculto en la biblioteca durante más de un siglo, encuadernado entre dos grabados de geometría del siglo XIX. El responsable del departamento de libros antiguos de la biblioteca, Sven Kuttner, subrayó la importancia del hallazgo, calificándolo como uno de los descubrimientos más importantes en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial.
Martin Waldseemüller y su legado cartográfico
Martin Waldseemüller nació en una pequeña localidad de la Selva Negra en 1470 y se formó en matemáticas y cartografía. Él es recordado por haber publicado en 1507 el mapa titulado Universalis Cosmographia, un documento revolucionario por ser el primero en dar al Nuevo Mundo el nombre de ‘América’. Este hecho es un reconocimiento al navegante italiano Américo Vespucio, a quien Waldseemüller consideraba el descubridor del continente por sus descripciones que identificaban a América como una masa de tierra distinta de Asia.
El mapamundi de Waldseemüller fue elaborado en el Gymnasium Vosagense de Saint-Dié, Francia, y se imprimió utilizando xilografía sobre doce hojas que, ensambladas, formaban un mapa de 1290 x 2320 mm. El mapa fue distribuido ampliamente en Europa, y gracias a su precisión y claridad, fue considerado una pieza maestra de su tiempo.
El primer mapa que nombra América
El mapa de Waldseemüller no solo fue innovador por nombrar a América, sino también por reflejar, con asombrosa precisión, las líneas costeras del Nuevo Mundo. En una época en la que los continentes todavía estaban en gran medida por explorar, Waldseemüller se basó en las cartas marinas existentes y en las descripciones de exploradores como Vespucio para delinear las costas de América del Sur, el Caribe y el sureste de los Estados Unidos.
En el mapa, América aparece como un continente independiente, separado de Asia, lo que representa una ruptura con la visión tradicional de que las tierras descubiertas por Cristóbal Colón formaban parte de Asia. Este fue, en definitiva, el primer paso hacia la aceptación del Nuevo Mundo como un continente propio.
Un descubrimiento histórico en Múnich
El descubrimiento del mapamundi de Waldseemüller en la Biblioteca Universitaria de Múnich en 2012 fue calificado como un hito por el jefe de la biblioteca, Klaus-Rainer Brintzinger, quien declaró que no esperaban encontrar un documento de tal relevancia en la colección. Según las investigaciones, el mapa quedó encuadernado accidentalmente entre otros documentos de geometría en el siglo XIX, lo que permitió que pasara desapercibido durante años.
Este ejemplar del mapa es más pequeño que otras versiones conocidas, pero presenta los característicos gajos que permitían su uso como un planisferio tridimensional. Como explica Brintzinger, este descubrimiento no solo amplía el conocimiento sobre la obra de Waldseemüller, sino que también aporta información clave sobre la distribución y uso de los mapas en el Renacimiento.
Un tesoro valorado en millones
El valor de este mapa no solo reside en su antigüedad, sino también en su escasez. Como indicaron los expertos durante el hallazgo, solo se conocen cinco ejemplares de este tipo. Uno de los cuales fue subastado por la casa Christie’s en 2005 a un precio de más de 800.000 euros (alrededor de un millón de dólares).
Este alto valor no solo se debe a la rareza del documento, sino también a la importancia histórica de la pieza, que representa el primer momento en que la América recién descubierta fue representada como un continente separado. Los expertos estiman que de salir a subasta, el mapa descubierto en Múnich podría alcanzar un valor superior a los 1.2 millones de euros.
Impacto global del descubrimiento
A pesar de haber pasado desapercibido durante siglos, el descubrimiento del mapamundi en Múnich ha tenido un significativo impacto en la comunidad histórica internacional. Este es considerado por muchos como el ‘certificado de nacimiento de América’, y su hallazgo ha reactivado el interés en las exploraciones tempranas y la forma en que los europeos percibían el mundo en los primeros años del siglo XVI.
Este notable descubrimiento también revalida la importancia de la cartografía renacentista en el desarrollo del conocimiento geográfico mundial. Gracias a documentos como el mapamundi de Waldseemüller, sabemos cómo los europeos empezaban a comprender el verdadero tamaño y forma de los continentes, permitiendo una navegación más precisa y el desarrollo del comercio intercontinental.
El legado de Martin Waldseemüller
A lo largo de los siglos, el legado de Martin Waldseemüller ha perdurado como referente en la historia de la cartografía. Aunque se ha debatido si fue correcto atribuir a Vespucio el descubrimiento de América, lo cierto es que la precisión y visión de Waldseemüller cambiaron la forma en que el mundo veía el Nuevo Mundo. Años después de su muerte, en 1516, publicó un nuevo mapa en el que rectificaba el nombre de América, reconociendo las contribuciones de Cristóbal Colón.
El impacto de sus mapas fue tal que, aunque solo se conocen cinco copias de sus primeros mapamundis, su influencia aún perdura en los mapas modernos. Hoy, varias instituciones, incluidas la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y la Biblioteca Nacional de Baviera, conservan ejemplares del mapamundi de Waldseemüller como testimonio de su importancia en la historia global.
Este descubrimiento en la Biblioteca de Múnich ha logrado reforzar la figura de Waldseemüller no solo como un cartógrafo, sino como una figura clave en la comprensión de las primeras exploraciones del Nuevo Mundo.
El hallazgo del mapamundi en Múnich ha sido un golpe de suerte que ha permitido recuperar un trozo invaluable de la historia de la cartografía. Con su descubrimiento, no solo se ha dado un nuevo impulso a la investigación histórica, sino que se ha recuperado una pieza clave en la historia de la humanidad.