Vivimos rodeado de estrellas. En total, se cree que hay unas 200.000 sólo en la Vía Láctea. Hay unas que son tan grandes que incluso son de un tamaño muy superior a nuestro Sol, y hay otras mucho más pequeñas que el planeta Tierra. Pero sólo podemos ver algo más de 2.000, siempre y cuando nos hayamos alejado de las ciudades.
De ellas, hay algunas que nos han servido y nos sirven todavía hoy para orientarnos. La más importante es sin duda la estrella Polar, de la cual sólo ahora se están desvelando algunos de sus secretos.
La estrella Polar ha guiado a los marineros del Hemisferio Norte desde que se inventaron las barcas, en la época de los faraones, hace más de 3.000 años. Y siempre se ha creído que estaba muy lejos, pero según un estudio1 realizado por el astrónomo David Turner, de la Universidad de Santa María en Canadá, en colaboración astrónomos de Ucrania y Bélgica, resulta que en vez de estar a 434 años luz, en realidad está a unos 323 años luz. Esta distancia, para que te hagas idea de cuán lejos está, en kilómetros son 3.056e+15.
Este descubrimiento podría desvelar muchos misterios sobre el universo, como por ejemplo, dónde se encuentra la energía oscura, de la cual sólo se sabe que es una enorme cantidad de energía que existe y que ocupa ¾ del universo. Efectivamente: es una de esas cosas que no se ven, pero que si desapareciera, todo se iría al traste, al igual que ocurre cuando el cielo está muy nublado y no hay manera de encontrar a Polar, la estrella que nos ayuda a ubicarnos, tengamos barco, telescopio o nos hallemos perdidos en el bosque.
Características de la estrella polar
Nuestro guía estelar particular ha dejado asombrados a los astrónomos, pues, según David Turner, presenta algunas anomalías. Una de ellas es realmente curiosa y que voy a contarte: su tamaño se está reduciendo. De hecho, cada año pierde una masa equivalente a la de la Tierra.
Como todas las estrellas, Polar está formada por gas que rodea su núcleo donde se libra la síntesis nuclear. La gravedad atrae el gas externo hacia el interior, y en la estrella se forma una capa opaca debajo de su superficie. Como resultado de este proceso, pierde brillantez. Pero cuando se acumula radiación, ésta empuja la capa opaca hacia afuera haciendo que su temperatura suba a medida que se ensancha y brilla.
La pulsación no es constante. Turner y su equipo revisaron todas las mediciones que se habían hecho desde 1844, y descubrieron que la pulsación de nuestro Faro Celeste disminuye unos 4,5 segundos cada año.
¿Se estará volviendo mayor? Es probable. La vida de los astros no es ilimitada. No se sabe cuál es la edad que tiene, pero si tomamos como referencia al Sol cuya esperanza de vida es de 10 mil millones de años, quizás Polar haya vivido ya algunos millones y se esté acercando a su final. Su pulsación está disminuyendo más rápidamente de lo que predice el modelo estándar de la evolución de las estrellas. La cuestión es, ¿cómo?
Según los científicos, cuando la radiación acumulada bajo la capa oscura se libera, pierde masa, ya que las capas podrían estar moviéndose de manera asíncrona: cuando las externas se hunden, las internas salen. Pero esto, si bien podría suponer que el astro dentro un tiempo dejase de ser el que conocemos, podría ser un nuevo principio para él, ya que las capas se mueven en la misma dirección, lo que podría ser una señal de que se está preparando para convertirse en una gigante roja.