El líquido de frenos es uno de los componentes fundamentales del sistema de frenado de un vehículo, y su función es crucial para garantizar una conducción segura. Mantener el líquido en buen estado y sustituirlo a tiempo evita posibles fallos en los frenos que podrían comprometer la seguridad del conductor y los pasajeros.
En este artículo, vamos a detallar exhaustivamente cuándo se debe cambiar el líquido de frenos, así como todos los factores importantes relacionados con su mantenimiento.
Frecuencia de cambio del líquido de frenos
Los expertos coinciden en que, de manera general, el líquido de frenos debería cambiarse cada 40.000 km o cada dos años. Esto se debe a que el líquido pierde sus propiedades con el tiempo, especialmente por su tendencia a absorber humedad, lo que reduce su efectividad. No obstante, es importante seguir las recomendaciones del fabricante, ya que algunos modelos de coche pueden tener especificaciones diferentes. Por lo tanto, es fundamental referirse al manual del vehículo para obtener la información precisa.
Incluso si no se ha alcanzado la cifra de los 40.000 kilómetros marcados como referencia, también se recomienda revisar el estado del líquido de frenos en cada revisión habitual o cuando el coche pase por el taller para cualquier otro mantenimiento. Esto asegura que el sistema de frenado esté en óptimas condiciones y se eviten problemas derivados de la degradación del líquido.
Importancia del cambio de líquido de frenos
La importancia de cambiar el líquido de frenos radica en que este sistema hidráulico está diseñado para operar bajo condiciones de alta presión y temperatura. Con el tiempo, el líquido tiende a absorber humedad, lo cual es inevitable debido a las fluctuaciones de temperatura y al estado de los componentes del sistema de frenado. Esta humedad puede afectar seriamente a la eficacia del sistema, ya que el agua tiene un punto de ebullición mucho más bajo que el del líquido de frenos.
Cuando hay una acumulación significativa de humedad, pueden formarse burbujas de vapor al frenar de forma persistente o al estar sometido a condiciones de alta temperatura. Esto puede provocar un fallo en el sistema de frenado, ya que el vapor es altamente compresible, a diferencia del líquido, lo que puede llevar a que el vehículo no frene correctamente. Además, la humedad puede generar corrosión en las piezas internas del sistema de frenos, lo que aumenta considerablemente el riesgo de averías.
Características del líquido de frenos
El líquido de frenos que se utiliza en los automóviles tiene propiedades específicas que lo hacen adecuado para su función. Entre sus principales características destacan:
- Punto de ebullición elevado: El líquido de frenos debe mantenerse estable a altas temperaturas, propias de las condiciones de frenado intenso.
- Compresibilidad mínima: A diferencia de otros líquidos, el líquido de frenos no se puede comprimir. Esto permite que cualquier presión aplicada sobre el pedal del freno se transfiera directa e inmediatamente a las ruedas.
- Higroscopicidad: Este tipo de líquido tiene la capacidad de absorber humedad del ambiente, lo cual, aunque es una característica inevitable, lleva a su progresiva degradación.
- Propiedades anticorrosivas: Debe ser compatible con materiales como las gomas y los metales que componen el sistema de frenos para evitar que se deterioren.
Tipos de líquido de frenos
Existen diferentes tipos de líquido de frenos, clasificados mayormente por su punto de ebullición y su composición. Según la norma DOT (Departamento de Transporte de EE.UU.), estos son los tipos más comunes:
- DOT 3: Es el más básico y económico, con un punto de ebullición de 205ºC en seco y de 140ºC en húmedo. Se usa principalmente en vehículos de gama baja o sistemas de frenos convencionales.
- DOT 4: Más resistente al calor y con mayor capacidad de resistencia a la humedad. Su punto de ebullición en seco es de 230ºC y en húmedo de 155ºC, lo que lo hace adecuado para la mayoría de vehículos modernos.
- DOT 5: De base sintética (silicona), utilizado en vehículos con sistemas de alta exigencia, como deportivos o de competición. No es compatible con el DOT 3 o DOT 4.
- DOT 5.1: También basado en glicol, tiene un punto de ebullición superior a los 260°C y es usado en vehículos con prestaciones avanzadas, como los equipados con sistema ABS.
¿Cómo comprobar el estado del líquido de frenos?
Para garantizar un óptimo rendimiento del sistema de frenos, es conveniente comprobar regularmente el nivel y estado del líquido de frenos. Puedes hacerlo de la siguiente manera:
- Ubicar el depósito: Generalmente se encuentra en el compartimento del motor, con una tapa identificada usualmente con símbolos que recuerdan a los frenos.
- Comprobar el nivel: El depósito tendrá una indicación de niveles mínimos y máximos. Si el nivel está por debajo del mínimo, es necesario rellenarlo o acudir a un taller para inspeccionar si hay alguna fuga.
- Verificar el color: Un líquido de frenos en buen estado suele ser claro o de color ámbar. Si es de un tono oscuro o marrón, es señal de que puede haberse degradado y necesita ser cambiado.
Es importante recordar que el líquido de frenos es corrosivo, por lo que es recomendable manipularlo con cuidado y evitar que entre en contacto con otras partes del motor o la carrocería.
Cómo cambiar el líquido de frenos
Cambiar el líquido de frenos por cuenta propia puede ser una tarea compleja y, aunque no es imposible, requiere de conocimientos y herramientas adecuadas. Para aquellos que se sientan cómodos con este tipo de mantenimiento, estos son los pasos básicos:
- Levantar el coche en un lugar plano: Es esencial para evitar que el coche se deslice y para tener un buen acceso al sistema de frenos.
- Vaciar el líquido viejo: Utiliza una jeringuilla para sacar el líquido del depósito y recolectarlo en un recipiente.
- Rellenar con líquido nuevo: Usa el tipo de líquido que recomiende el fabricante y rellena el depósito hasta el nivel adecuado.
- Purgar el sistema: Este proceso consiste en eliminar todo el aire del sistema de frenado, proceso que se hace bomba de freno. Requiere de conocimiento técnico, por lo que para hacerlo adecuadamente, se recomienda acudir a un taller o usar herramientas específicas.
No obstante, lo más aconsejable es acudir a mecánicos especializados que cuenten con la maquinaria adecuada para purgar correctamente el sistema. De esta manera se asegura un correcto funcionamiento y se evita cualquier riesgo de accidente.
Es importante recordar que el tiempo y la inversión empleados en este mantenimiento son una pequeña fracción en comparación con los riesgos asociados a perder efectividad en la frenada.
Cuándo no es necesario cambiar el líquido de frenos
La mayoría de los fabricantes recomiendan cambiar el líquido de frenos, pero no siempre será necesario si el vehículo ha recorrido muy pocos kilómetros y no ha estado expuesto a condiciones severas de humedad. Sin embargo, aunque no se haya alcanzado el kilometraje sugerido, es fundamental realizar inspecciones periódicas del estado del líquido.
Un líquido en buen estado mantendrá su color ámbar y no presentará signos de evaporación o suciedad. Si se comprueba que el líquido aún está en buenas condiciones, se puede posponer el cambio, pero nunca más allá del cuarto año.
El desempeño de tu vehículo y la seguridad de sus ocupantes dependen en gran medida del buen estado del sistema de frenado. Un mantenimiento preventivo puede marcar la diferencia en una situación de emergencia.
Por lo tanto, mantener el sistema de frenos y su líquido en condiciones óptimas es una obligación de seguridad que no debe tomarse a la ligera. Consulta siempre con un profesional mecánico si tienes dudas sobre cuándo realizar el cambio y asegúrate de utilizar siempre el líquido adecuado.