Si conocéis a un músico que toque en una orquesta, seguramente lo habréis escuchado llamar al director de orquesta por el nombre de Maestro. Esto es porque el director de orquesta es la persona más altamente situada en la jerarquía de una orquesta.
El director de orquesta es la figura de referencia para los músicos que forman la orquesta, la coral o la fanfarria, entre otros. Sin una figura de proa, los conciertos no serían tan buenos y es probable que los músicos no consiguieran tocar juntos. Por esa razón es necesario que el director de orquesta coordine el trabajo de los músicos haciendo que todas las notas lleguen al mismo tiempo.
Durante la representación, el director de orquesta es responsable de indicar la medida, el tempo en el que se ejecuta la obra musical, si la música debe ser más potente o por el contrario más suave. También indica a cada grupo de instrumentos o de solistas cuándo deben comenzar a tocar o a cantar. El director de orquesta no solo dirige los ensayos y las representaciones, sino que también se encarga de la obra que está siendo tocada. Por esta razón debe interpretarla correctamente para que los músicos puedan tocarla.
Supongamos que este fin de semana está previsto un concierto de la Orquesta Sinfónica de Madrid. En estos conciertos, las obras representadas son muy variadas. El director de orquesta debe escoger el repertorio que piensa más apropiado para cada concierto.
Finalmente una anécdota interesante. Hasta el siglo XIX, eran los compositores quienes escogían a la persona que tenía que dirigir sus obras durante un concierto. Evidentemente, ese ya no es el caso y muchos directores de orquestas deben pasar unas pruebas o exámenes para poder ocupar ese puesto.