Cactus es el nombre que se le da habitualmente a cualquier planta de la familia de las cactáceas, que se descubrieron, casi en su totalidad, en América. Se caracteriza por un tallo verde y carnoso, así como por sus espinas (aunque estas no siempre están presentes).
Las flores de los cactus son, por lo general, grandes y vistosas. Las hay amarillas, blancas, rojas y violeta. En cuanto a las hojas de esta planta, no suelen tener y si las tienen, son insignificantes; el tallo cumple con sus funciones.
La forma y el tamaño de los cactus puede variar mucho de una especie a otra. Van desde pequeños globos redondos hasta grandes formas arborescentes. La famosa resistencia del cactus se debe a varios factores: la poca cantidad de hojas, el grosor de su tallo y su ramificado y extenso sistema de raíces. Gracias a esto puede almacenar agua y retenerla, así como adaptarse a regiones muy cálidas y soportar largos períodos de sequía.
Polinizados a menudo por murciélagos, los cactus florecen en primavera durante un período muy corto, a veces solamente por un par de horas. Otros aspectos a tener en cuenta son que producen bayas que suelen ser comestibles y su presencia no se limita a las regiones desérticas, sino que crecen desde los trópicos hasta Canadá.
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