Después de haber destacado en el ámbito periodístico y literario, vuelto al quehacer político, Abraham Valdelomar fue elegido diputado por Ica; pero, al poco tiempo en Ayacucho, donde estaba programado un congreso regional, sufre un fatal accidente en el hotel de dicha ciudad, dejando de existir el 03 de noviembre de 1919, en todo el apogeo de su juventud, pues que sería de Valdelomar si hubiera vivido por más tiempo, pues sus cuentos, poemas y narraciones seguirán dando mucho que hablar.
La obra literaria de Valdelomar no es abundante; pero, si de indudable calidad formal y significación nacional. Junto a César Vallejo es uno de los autores más leídos en los colegios e instituciones educativas del Perú.
Es pues un singular autor de poemas, relatos ensayos, crónicas periodísticas y dramas. Como poeta sobresale por su espontaneidad, sencillez y lirismo. Sus poesías más elogiadas y conocidas son: la serena y triste “Tristitia” y “El hermano ausente en la cena de Pascua”.
Otras obras cuentísticas son: “El Vuelo de los cóndores”, “El hipocampo de oro”, “El alfarero”, “Hebaristo”, “El sauce que murió de amor” y “Los ojos de Judas”, por mencionar algunos de los más destacables.
Además en el género narrativo, Valdelomar es donde mejor se desenvuelve: reivindica como personajes de sus cuentos a las gentes sencillas de su pueblo y toma con frecuencia bellos paisajes y anécdotas de la vida provinciana, en donde los narra y retrata con vivacidad y talento. Por eso la crítica lo ha valorado como uno de nuestros mejores escritores y el verdadero artífice del cuento peruano.