La salsa es uno de los géneros más representativos de los latinoamericanos y quizá de uno de los que cuenta con una larga historia. Ha mantenido su vigencia durante muchos años, sin importar el número de nuevos géneros que han nacido y popularizado. Quienes se dedican a este género deben contar con ciertas características puesto que no cualquiera puede ser cantante de salsa.
En primer lugar, tenemos el ritmo. Desde sus orígenes, la salsa ha tomado el ritmo cubano como base para desarrollarse. Esta música caribeña le ha dado un aire de sensualidad a la melodía, un aspecto que hasta el día de hoy poseen las canciones de salsa. Es por ello que el cantante debe contar con conocimientos sobre los ritmos caribeños, especialmente de Cuba y Puerto Rico.
Usualmente las canciones tienen un tiempo de duración mayor a los 4 minutos. Esto se debe a que desarrollan historias o anécdotas sobre la vida, las parejas o la sensualidad que estas transmiten. Por eso, para hacer “sentir” a la audiencia, el cantante de salsa debe estar atento al cuidado de su voz, una que sea lo adecuadamente fina pero al mismo tiempo que cuente con un tono profundo.
La salsa más que un género musical es considerada como un fenómeno cultural debido al ascenso que ha tenido entre las culturas y, sobretodo, rompiendo estratos sociales puesto que nació de la barriada, de la pobreza y es por ello que posee elementos afroamericanos, del mambo, la guaracha y otros géneros del pueblo. Es por esta razón que los cantantes salseros de trayectoria cuentan con amplio conocimiento y constante aprendizaje de los diferentes elementos, para darles novedades a la audiencia.